sábado, 28 de febrero de 2009

NO AL CANON

En 1992 se publicó una disposición legal europea (directiva
92/100) que imponía a las bibliotecas la obligación de pagar
por los préstamos que realizan, en concepto de derechos de
autor. España, hasta ahora, había decidido eximir a todas las
bibliotecas de ese canon, por la debilidad del sistema bibliotecario
español.


En octubre de 2006 el Tribunal Europeo de Justicia condenó
a España, al considerar que incumple la legislación comunitaria
en materia de propiedad intelectual, pero los bibliotecarios
españoles pensamos que puede haber fórmulas para que las
bibliotecas no paguen este nuevo impuesto indirecto por los
préstamos.


¿Por qué los bibliotecarios decimos
NO AL PRÉSTAMO DE PAGO?


…Y no sólo los bibliotecarios, sino también muchos autores,
investigadores, editores, libreros, estudiantes, profesores de
universidad, y, por supuesto, lectores y usuarios de las bibliotecas.


1. Como afirma la UNESCO (Declaración Universal sobre la
Diversidad Cultural), los bienes y servicios culturales «son
portadores de identidad, de valores y sentido», y «no deben
ser considerados como mercancías o bienes de consumo
como los demás». Esto quiere decir que no debemos dejar
que la lógica del mercado entre en la biblioteca.


2. La imposición de este canon terminará repercutiendo en los
presupuestos destinados a adquisición de libros, lo que
dañará tanto a autores como a usuarios. En un país con
bajos índices de lectura y de gasto social destinado a
bibliotecas, esta medida supondrá un importante perjuicio.


3. Las bibliotecas no compiten con autores y editores, sino
que son sus aliadas, ya que garantizan la permanencia y
la disponibilidad de sus obras mucho mejor que las librerías.


4. El préstamo gratuito de libros y otros materiales culturales
no perjudica las ventas. Por el contrario, se ha comprobado
que la difusión de las obras que hacen las bibliotecas,
junto a las actividades de animación a la lectura (clubes
de lectura, cuentacuentos, etc.), aumentan las ventas de
libros.


5. Las bibliotecas ya pagan derechos de autor cada vez que
compran un ejemplar de cualquier obra. Por consiguiente,
el canon significa pagar dos veces por un mismo concepto.
Es como si después de entrar a un museo, quisieran
cobrarnos por cada cuadro que contemplamos.


6. El dinero recaudado por el canon no irá a parar a los
autores directamente, sino a las entidades de gestión de
derechos de autor, que son entidades privadas (CEDRO
para libros y artículos, y SGAE para obras musicales).


7. El derecho a ser leído es la más importante significación
del derecho de autor. Esto está asegurado en mayor
medida en las bibliotecas que en las librerías, sujetas al
ritmo vertiginoso de las novedades, marcadas por la lógica
del mercado, que debe ser ajena a la biblioteca.


8. Los ciudadanos, a través de los impuestos, financian
multitud de ayudas distribuidas entre autores y editores
por el Estado, comunidades autónomas, diputaciones,
ayuntamientos y otras instituciones públicas. No es justo
que ahora también se les reclame el pago por tomar
prestado un libro de su biblioteca.


Este canon ha sido rechazado por más de 400 autores que
suscriben estas razones, como Andrés Aberasturi, Luis Mateo
Díez, Darío Fo, Carlo Frabetti, Belén Gopegui, Almudena
Grandes, Luis Landero, Emilio Lledó, Soledad Puértolas, Rosa
Regás, Lolo Rico, José Saramago, Andrés Trapiello y muchos
otros. Autores que comprenden que el argumento de que
pierden compradores con el préstamo de sus libros en
bibliotecas es una falacia. Por el contrario, reconocen la labor
de promoción de sus obras que hacen las bibliotecas.
En Europa hay una creciente oposición a esta medida desde
las bibliotecas y sus usuarios. España debe sumarse a este
movimiento ciudadano.

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